El Púlpito del Diablo
Por Guillermo Velásquez Forero
Un embarazo
accidental y precoz, puede ser un muro o un abismo que le aborta y arruina el
proyecto de vida a
una adolescente, sobre todo, si es pobre. No sólo
etimológicamente embarazo es
impedimento, dificultad, obstáculo; en la realidad de la vida personal,
familiar, social y educativa de una muchacha, un hijo puede llegar a ser un
milagro negativo, un error o descalabro que sirve para derrumbarle sus
ilusiones, hacerle fracasar sus planes y proyectos e interrumpir, retardar o
destruir su proceso de formación para integrarse en forma digna, idónea y
productiva a la sociedad. En esa edad de esplendor, belleza y alegría, ponerse
a criar es perder oportunidades de estudiar, gozar la juventud, viajar, hacerse
profesional o especializarse, construir un horizonte y una esperanza de vida
mejor; es echar a la basura el sueño de llegar a ser una mujer competente,
independiente y autónoma; una mujer del siglo XXI.
Las consecuencias son lamentables y le imponen a la
joven un lastre que la deja atada e incapacitada para labrar su destino de
mujer moderna y crecer personalmente, y le toca abandonar sus estudios, rebajarse
a sirvienta y niñera, o a trabajar en cualquier oficio para improvisar una vida
vacía e insignificante que nunca deseó. Y ese drama de telenovela es más
lamentable, y hasta ridículo, cuando el presunto papá de la criatura es un vago,
vicioso y sinvergüenza, un cobarde y traidor que abandona a la
mujer y sale huyendo del hijo. En esa condición, la joven madre soltera,
burlada y usada como putica regalada, es vista con lástima como una tonta o una
loca culipronta, y señalada por el desprestigio. Así, no es absurdo que una
mujer haya echado su chinito recién nacido al inodoro, y que otras lo vendan o
abandonen por ahí.
Esa peste de “amor” produce cada vez más niñas y
adolescentes embarazadas. Precocidad sexual que fue anunciada por Nietzsche en La voluntad de poder, como síntoma de
una sociedad pervertida y degenerada. Los padres de familia y las instituciones
educativas padecen las consecuencias de la promiscuidad sexual de los jóvenes,
de su irresponsabilidad, de su libertinaje, de su falta de inteligencia y
cultura sexual, de las campañas falsas y mal intencionadas del condón, y del
influjo perverso de los medios de información, divertimento y corrupción que
manipulan a los jóvenes y los convierten en marionetas víctimas de los vicios y
la descomposición social.
En esta calamidad, lo que llaman amor es una farsa del
instinto sexual, y se puede entender como una forma de prostitución gratuita en
la que la mujer, en la flor de la belleza, la alegría de vivir y la ilusión de
un porvenir feliz se le entrega engañada o a cambio de nada al primer perro en
celo, charlatán y seductor que le aparezca. Parir hijos en forma prematura e
irresponsable no es ningún proyecto de vida y, mucho menos, la realización
personal y la felicidad para una mujer de hoy. La sexualidad no es un juego
sino un fuego que le puede volver cenizas las esperanzas y el porvenir a una
adolescente. Un refrán dice que “cada quien puede hacer de su culo un chorote”,
pero esa artesanía puede salirle tan cara a una mujer, que llega a arruinarle la
ilusión de su vida. Sígueme en www.guillermovelasquez.com
www.facebook.com/guillevel54
No hay comentarios:
Publicar un comentario