jueves, 20 de junio de 2013

Un escritor vampiro



Por Guillermo Velásquez Forero

Era falso, traicionero, inmoral, infame, cobarde y asesino: más falso que una moneda de trapo podrido, traidor hasta de sí mismo, inmoral porque todo escritor que se respete es un corruptor de almas, libertino, diabólico, depravado y suicida, o un apestado del alma [como él mismo lo dijo]; infame porque nadie como él ha puesto en ridículo, pisoteado y denigrado la arrogancia, prepotencia y megalomanía de la bestia humana; cobarde porque no fue capaz de aplicarse el remedio mortal que predicaba; y asesino porque sus libros tienen una intención criminal, son una bomba del terrorismo poético y filosófico que puede estallar y fulminar el cerebro ingenuo y sin estrenar de cualquier infeliz que se atreva a meter sus ojitos en ese palabrerío infernal. Además, era temerario porque se atrevió a escribir las verdaderas más horribles, peligrosas y espantables acerca de la vida y la condición humana, la sociedad, la Humanidad, la civilización, el poder, la Historia, la santidad, el amor, la literatura, la filosofía y demás formas  grandiosas de la locura.
Aunque su alta peligrosidad sí era auténtica, y se evidenciaba no sólo en su formidable lengua de víbora escupidora de luz y de veneno, de poder casi divino y letal, sino en su procedencia: era coterráneo de Drácula. El poeta vagabundo, especialista en vodka, amoroso, hedonista y feliz, Henri Luque Muñoz, que estuvo visitando y hurgando en la guarida de ese personaje hematófago creado por Bram Stoker, confirmó que este autor aguafiestas, despiadado, devastador y terrible era otra clase de vampiro, que le chupaba la sangre al lector. 

Envalentonado por el poder irrisorio e indigente de la poesía y la filosofía, ese maldito ganó fama de ser el sumo pontífice del suicidio, pero fue incapaz de matarse. Con asco infinito, con náuseas de odio y amargura, abominaba la vida humana y anhelaba el exterminio de esa bestia depredadora, brutal, ridícula y loca que es el hombre; y esperanzaba asistir al espectáculo de la destrucción del mundo inhumano, absurdo y demencial que el animal humano ha creado en este planeta; y ansiaba la desaparición del universo; pero en vez de eliminarse a sí mismo, como estaba obligado a hacerlo, este célebre farsante amaba y disfrutaba con furiosa pasión la música, el alcohol, las putas, el cigarrillo, el café, el estudio, el pensamiento, la lectura, la escritura, la fama y el resto de vicios y porquerías en que lo humanos desperdiciamos la vida. Pero ese monstruo exterminador, cuya lectura está prohibida para los menores de edad mental, es uno de los escritores más creativos, inteligentes, profundos, luminosos, reveladores y universales que ha parido este perro mundo. Sígueme en www.guillermovelasquez.com  www.facebook.com/guillevel54

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