sábado, 16 de noviembre de 2013

Ladrones de vida

El púlpito del Diablo

Por Guillermo Velásquez Forero

Las invasiones con saqueo, arrasamiento de la cultura, exterminio de los pueblos vencidos, y toma de posesión de la tierra, el poder, la vida de los sobrevivientes y todos los bienes ajenos, continúan perpetrándose en diversos pueblos del mundo mediante la guerra o con otros métodos y nuevas formas sutiles y ocultas de dominio y expoliación.
Ya no es la brutalidad primitiva del imperio romano, del otomano, de las hordas mongólicas del monstruo Gengis Kan y demás plagas organizadas de ladrones y asesinos que a lo largo del círculo vicioso de la historia han asolado a la Humanidad. Ahora son los países imperialistas, neocolonialistas y explotadores que prosiguen esa labor humanitaria en bien de la barbarie, el totalitarismo y el esplendor de la miseria.
Los conquistadores del imperio español saquearon el oro, la plata, las esmeraldas y demás riquezas de casi toda Latinoamérica; y arrasaron con todo: satanizaron las religiones naturales, prohibieron y desaparecieron centenares de lenguas nativas, quemaron los libros o códices mayas, destruyeron las culturas y exterminaron a las etnias indígenas. Se apropiaron de la tierra, la flora y la fauna, el cuerpo y el alma de la gente, los medios de producción, los frutos del trabajo, la memoria y el porvenir de los vencidos y desposeídos.
Hoy se adueñan del petróleo, de las fuentes de energía, de las materias primas, de las semillas que pueden sembrar los campesinos, de los genios que huyen del desprecio y la falta de horizontes; de la economía y de los mercados de todos los pueblos que le vendieron su futuro, dignidad y soberanía al imperio a través del endeudamiento externo y de la consiguiente obediencia perruna a su doctrina fascista.
También son los propietarios del tiempo, la libertad, la imaginación, los sueños, las ideas, los gustos, el poder de decisión, el ocio y la diversión, las ilusiones y esperanzas, la información y las comunicaciones de la casi totalidad de las personas que, sin darse cuenta, viven enajenadas, alienadas y dominadas por la transculturación imperialista.
Continuando con esa gran fiesta de ladrones, acaba de aparecer un siniestro y abominable personaje, gerente de una empresa transnacional, experto en el despojo y el saqueo, y cabecilla del latrocinio universal que ha determinado que el agua no es un derecho y que debe ser privatizada y vendida a precio de oro. Después de apoderarse del agua, los dueños del mundo van a privatizar el aire, la lluvia, la luz del sol, la noche, etc.

Y para completar el proceso de privatización de todos los recursos naturales, los bienes y los servicios públicos, José Saramago recomendó lo siguiente: que finalmente, privaticen a la puta madre que parió a todos los privatizadores. Y cuando todo esté perdido, habrá que armar una revolución mundial para, según Octavio Paz: recobrar nuestra herencia arrebatada / por ladrones de vida hace mil siglos. Sígame en www.guillermovelasquez.com / www.facebook.com/guillevel54

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