El Púlpito del Diablo
Por
Guillermo Velásquez Forero
Compañeros artistas, intelectuales, trabajadores de la
cultura, amigos y familiares de Aurita, todos cómplices en la lucha por el
derecho a la belleza y la alegría de vivir: hoy nos reúne en este mundo y a
estas horas de la vida, la necesidad de encontrarnos como sobrevivientes del
olvido y refugiados en la amistad y el amor al arte, gracias a todo lo que nos
ha ocurrido y al porvenir que hemos soñado. Porque el arte y el amor que
profesamos es inmortal, y el destino común que nos une es eterno.
Esta noche de nostalgia que hemos inventado para
compartir el milagro de la presencia, como una epifanía feliz en este escenario,
donde ahora nos reencontramos como si viniéramos de otros mundos, ha sido
posible gracias a los pasos y las rutinas de Aurita; ella con la luz de su
corazón perdidamente enamorado de la danza folclórica nos ha iluminado el
camino de la amistad y la admiración para llegar hasta aquí a conmemorar y
homenajear su vida, sus luchas, obras y logros, y el afecto sincero e
indestructible que nos une como amigos y compañeros de viaje y de destino
artístico.
El tiempo, que es nuestro peor enemigo, esta vez nos ha
servido de cómplice para aparecer y reunirnos alrededor de uno de los espíritus
tutelares de la danza en Boyacá y Colombia: la benemérita Aurita Velasco, cuya
vida espectacular, creativa, noble y ejemplar, y su meritoria obra artística,
investigativa, pedagógica y de difusión del folclor colombiano es un patrimonio
cultural y un orgullo de nuestra nación.
Su obra escénica, siempre iluminada por un derroche de
fiesta y poesía, ha sido apreciada y reconocida en el extranjero y en muchas
ciudades capitales, municipios, instituciones, gobiernos, universidades y
agrupaciones danzarias de nuestro país, donde le han rendido honores a su
silenciosa y humilde grandeza forjada a golpes de amor y sacrificios.
Pero ochenta años no es nada, no sólo porque el tiempo no
existe para quienes aman, sino porque los artistas trabajamos para la
eternidad.
Todas las almas sensibles y tocadas por la varita mágica
de la creatividad, que esta noche inmortal se han reunido por arte de amor, y
cuya energía misteriosa nos estremece de alegría y nos acompaña hasta más allá
de la ausencia, son un extraño y precioso regalo de la vida.
Ese milagro maravilloso y trascendente que es la vida
iluminada por el espíritu creador, es el que nos ha unido alrededor del fuego
para festejar, exaltar, honrar y agradecer la existencia magistral de esta
mujer extraordinaria que ha brillado con sol propio en todos los escenarios,
que se ha distinguido por su genialidad y talento para crear y recrear la
belleza festiva de la vida, y que se ha sembrado como una luz inextinguible en
nuestro corazón por sus excelentes cualidades humanas de artista plena de
sabiduría, humilde, sencilla, maternal, cariñosa y tan generosa y soñadora que
ha dado toda entera su vida y todo su amor, a cambio de nada.
Borges escribió que todo privilegio tiene algo de
milagroso. Por eso queremos agradecerle al universo que nos haya concedido el
privilegio de conocer, querer, acompañar y admirar a Aurita, y que hayamos
disfrutado de la alegría y el placer estético que nos contagian la belleza, la
gracia y el esplendor del cuerpo envuelto en la poesía del movimiento, el
colorido vital y los aires populares evocadores y nostálgicos que convierten la
lucha diaria por la vida en una rumba, por obra y gracia de la magia de Aurita
y de sus varias generaciones de talentosas bailarinas y bailarines, que siempre
nos han fascinado con los encantos de la danza, y que han hecho felices a tanta
gente.
Y agradecer también el milagro de la amistad sincera,
cálida y perdurable con que esta mujer bella e inolvidable nos alegró las
tristezas de la vida y nos iluminó la sombra nuestra de cada día. Maestra
Aurita, infinitas gracias y bendiciones por la fiesta que inventaste en los
escenarios y en la cual nos permitió sacar a bailar el alma; abrazos y besos
por el regocijo y las bellas ilusiones de la vida que compartimos. Te
llevaremos siempre viva y bailando en la luz de fuga de nuestros corazones, en
este viaje hacia la eternidad. Y allá todos seremos felices, como tú nos
enseñaste, porque sabemos que nada ni nadie en este mundo podrán quitarnos lo
bailado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario