miércoles, 29 de mayo de 2013

Aurita Velasco (En sus 80 años de baile)

El Púlpito del Diablo

Por Guillermo Velásquez Forero



Compañeros artistas, intelectuales, trabajadores de la cultura, amigos y familiares de Aurita, todos cómplices en la lucha por el derecho a la belleza y la alegría de vivir: hoy nos reúne en este mundo y a estas horas de la vida, la necesidad de encontrarnos como sobrevivientes del olvido y refugiados en la amistad y el amor al arte, gracias a todo lo que nos ha ocurrido y al porvenir que hemos soñado. Porque el arte y el amor que profesamos es inmortal, y el destino común que nos une es eterno.
Esta noche de nostalgia que hemos inventado para compartir el milagro de la presencia, como una epifanía feliz en este escenario, donde ahora nos reencontramos como si viniéramos de otros mundos, ha sido posible gracias a los pasos y las rutinas de Aurita; ella con la luz de su corazón perdidamente enamorado de la danza folclórica nos ha iluminado el camino de la amistad y la admiración para llegar hasta aquí a conmemorar y homenajear su vida, sus luchas, obras y logros, y el afecto sincero e indestructible que nos une como amigos y compañeros de viaje y de destino artístico.
El tiempo, que es nuestro peor enemigo, esta vez nos ha servido de cómplice para aparecer y reunirnos alrededor de uno de los espíritus tutelares de la danza en Boyacá y Colombia: la benemérita Aurita Velasco, cuya vida espectacular, creativa, noble y ejemplar, y su meritoria obra artística, investigativa, pedagógica y de difusión del folclor colombiano es un patrimonio cultural y un orgullo de nuestra nación.
Su obra escénica, siempre iluminada por un derroche de fiesta y poesía, ha sido apreciada y reconocida en el extranjero y en muchas ciudades capitales, municipios, instituciones, gobiernos, universidades y agrupaciones danzarias de nuestro país, donde le han rendido honores a su silenciosa y humilde grandeza forjada a golpes de amor y sacrificios.
Pero ochenta años no es nada, no sólo porque el tiempo no existe para quienes aman, sino porque los artistas trabajamos para la eternidad.
Todas las almas sensibles y tocadas por la varita mágica de la creatividad, que esta noche inmortal se han reunido por arte de amor, y cuya energía misteriosa nos estremece de alegría y nos acompaña hasta más allá de la ausencia, son un extraño y precioso regalo de la vida.
Ese milagro maravilloso y trascendente que es la vida iluminada por el espíritu creador, es el que nos ha unido alrededor del fuego para festejar, exaltar, honrar y agradecer la existencia magistral de esta mujer extraordinaria que ha brillado con sol propio en todos los escenarios, que se ha distinguido por su genialidad y talento para crear y recrear la belleza festiva de la vida, y que se ha sembrado como una luz inextinguible en nuestro corazón por sus excelentes cualidades humanas de artista plena de sabiduría, humilde, sencilla, maternal, cariñosa y tan generosa y soñadora que ha dado toda entera su vida y todo su amor, a cambio de nada.  
Borges escribió que todo privilegio tiene algo de milagroso. Por eso queremos agradecerle al universo que nos haya concedido el privilegio de conocer, querer, acompañar y admirar a Aurita, y que hayamos disfrutado de la alegría y el placer estético que nos contagian la belleza, la gracia y el esplendor del cuerpo envuelto en la poesía del movimiento, el colorido vital y los aires populares evocadores y nostálgicos que convierten la lucha diaria por la vida en una rumba, por obra y gracia de la magia de Aurita y de sus varias generaciones de talentosas bailarinas y bailarines, que siempre nos han fascinado con los encantos de la danza, y que han hecho felices a tanta gente.
Y agradecer también el milagro de la amistad sincera, cálida y perdurable con que esta mujer bella e inolvidable nos alegró las tristezas de la vida y nos iluminó la sombra nuestra de cada día. Maestra Aurita, infinitas gracias y bendiciones por la fiesta que inventaste en los escenarios y en la cual nos permitió sacar a bailar el alma; abrazos y besos por el regocijo y las bellas ilusiones de la vida que compartimos. Te llevaremos siempre viva y bailando en la luz de fuga de nuestros corazones, en este viaje hacia la eternidad. Y allá todos seremos felices, como tú nos enseñaste, porque sabemos que nada ni nadie en este mundo podrán quitarnos lo bailado.


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