El púlpito del Diablo
Por Guillermo Velásquez
Forero
En Colombia es necesaria e
inaplazable una reforma pensional. Lo más importante y urgente es desmontar y
eliminar todos los privilegios e injusticias que los legisladores y demás
cerebros de la corrupción del Estado colombiano han ingeniado para beneficiarse
ellos, sus compinches y cierta casta de funcionarios, que desangran el tesoro
público y se enriquecen como parásitos astutos y con suerte.
Pero la reforma que el Gobierno
piensa cometer, consiste en prolongar las semanas de cotización y la edad, lo
cual significa mantener a los trabajadores como asnos encadenados a la noria,
dándole vueltas a los siglos, de manera que los esclavos sólo puedan jubilarse
después de muertos. Además, está maquinando rebajar el valor porcentual de la
mesada que recibirá el condenado, para matar de pobreza y de hambre a los
sobrevivientes de la esclavitud. Lo que pretende es hacer imposible el acceso a
la jubilación, y así, por un lado, confirmar que el trabajo es una maldición
eterna que nos echó el enemigo divino cuando nos desahució del Paraíso, como lo
enseña la Biblia; y por el otro, robarse la pensión y el bono pensional del
difunto.
Hay que aplicar la justicia y
los principios democráticos para poner límite a las pensiones millonarias de
muchos privilegiados, cuyas cifras abusivas sirven para humillar y ultrajar de
modo miserable a las mayorías, que terminan su vida en la indigencia; esas
pensiones cuantiosas son excelentes para pisotear y aplastar como a cucarachas
al 70% de los colombianos, que actualmente no reciben una pensión.
Las semanas de cotización y
la edad de jubilación deben ser las mismas para todos los colombianos. ¿Por qué
unos se jubilan con 20 años de trabajo sin tener en cuenta la edad, y los demás
deben ir a tramitar su pensión a los infiernos? Deben impedirse las vivezas de
algunos pícaros que utilizan la politiquería para caer en paracaídas en puestos
altamente remunerados, y así pensionarse con el último sueldazo que les
consiguieron a última hora. Esa jugada es una injusticia y una estafa al
Estado.
La edad límite de jubilación
debe ser obligatoria para todos, el día que el trabajador cumpla ese requisito
debe ser despedido, y no volver a darle empleo en ninguna entidad; porque el
que se niega a jubilarse o ya pensionado vuelve a emplearse, les está quitando
el derecho al trabajo a los jóvenes. Y si no puede existir sin el trabajo, que
se dedique a la investigación, la invención o la creación. Pero si el candidato
a jubilación tuvo el privilegio de desarrollar vocación de esclavo, y su amor
por las cadenas le impide su liberación, que lo sometan a un tratamiento
siquiátrico para que pueda vivir en libertad e inventarle un nuevo sentido al
tris de vida que le queda.
Y por último, se debe
reformar el trámite de la pensión: que quienes realicen esta labor no sean
momias embalsamadas o pacientes con parálisis mental, sino gente sana, inteligente e idónea que utilice las nuevas
tecnologías, para que no dure años esa espera ni haya que nombrar abogado y
demandar al enemigo. Eso quizás ayude a que el castigo maldito de la vejez no
sea tan cruel, infame y desolado. Sígame en www.guillermovelasquez.com / www.facebook.com/guillevel54
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