lunes, 15 de julio de 2013

Liberar a los esclavos

El púlpito del Diablo

Por Guillermo Velásquez Forero

En Colombia es necesaria e inaplazable una reforma pensional. Lo más importante y urgente es desmontar y eliminar todos los privilegios e injusticias que los legisladores y demás cerebros de la corrupción del Estado colombiano han ingeniado para beneficiarse ellos, sus compinches y cierta casta de funcionarios, que desangran el tesoro público y se enriquecen como parásitos astutos y con suerte.

Pero la reforma que el Gobierno piensa cometer, consiste en prolongar las semanas de cotización y la edad, lo cual significa mantener a los trabajadores como asnos encadenados a la noria, dándole vueltas a los siglos, de manera que los esclavos sólo puedan jubilarse después de muertos. Además, está maquinando rebajar el valor porcentual de la mesada que recibirá el condenado, para matar de pobreza y de hambre a los sobrevivientes de la esclavitud. Lo que pretende es hacer imposible el acceso a la jubilación, y así, por un lado, confirmar que el trabajo es una maldición eterna que nos echó el enemigo divino cuando nos desahució del Paraíso, como lo enseña la Biblia; y por el otro, robarse la pensión y el bono pensional del difunto.

Hay que aplicar la justicia y los principios democráticos para poner límite a las pensiones millonarias de muchos privilegiados, cuyas cifras abusivas sirven para humillar y ultrajar de modo miserable a las mayorías, que terminan su vida en la indigencia; esas pensiones cuantiosas son excelentes para pisotear y aplastar como a cucarachas al 70% de los colombianos, que actualmente no reciben una pensión.

Las semanas de cotización y la edad de jubilación deben ser las mismas para todos los colombianos. ¿Por qué unos se jubilan con 20 años de trabajo sin tener en cuenta la edad, y los demás deben ir a tramitar su pensión a los infiernos? Deben impedirse las vivezas de algunos pícaros que utilizan la politiquería para caer en paracaídas en puestos altamente remunerados, y así pensionarse con el último sueldazo que les consiguieron a última hora. Esa jugada es una injusticia y una estafa al Estado.  

La edad límite de jubilación debe ser obligatoria para todos, el día que el trabajador cumpla ese requisito debe ser despedido, y no volver a darle empleo en ninguna entidad; porque el que se niega a jubilarse o ya pensionado vuelve a emplearse, les está quitando el derecho al trabajo a los jóvenes. Y si no puede existir sin el trabajo, que se dedique a la investigación, la invención o la creación. Pero si el candidato a jubilación tuvo el privilegio de desarrollar vocación de esclavo, y su amor por las cadenas le impide su liberación, que lo sometan a un tratamiento siquiátrico para que pueda vivir en libertad e inventarle un nuevo sentido al tris de vida que le queda.


Y por último, se debe reformar el trámite de la pensión: que quienes realicen esta labor no sean momias embalsamadas o pacientes con parálisis mental, sino gente sana,  inteligente e idónea que utilice las nuevas tecnologías, para que no dure años esa espera ni haya que nombrar abogado y demandar al enemigo. Eso quizás ayude a que el castigo maldito de la vejez no sea tan cruel, infame y desolado. Sígame en www.guillermovelasquez.com / www.facebook.com/guillevel54

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