miércoles, 2 de octubre de 2013

Periodistas mercenarios

El púlpito del Diablo

Por Guillermo Velásquez Forero

El paro agrario fue un acontecimiento político de trascendencia histórica que tuvo sorprendentes y reveladores efectos en distintos órdenes de la vida social y política colombiana; y sobre todo, ejerció un gran magisterio sobre la sociedad. Enseñó que es posible despertar de la alienación narcótica en que ha vegetado durante siglos la mayoría de los colombianos y que les permite ser utilizados como zombis para elegir a quienes los han excluido, despojado y sumido en el abandono; enseñó también el coraje insospechado de los humildes cuando al fin se cansan de soportar lo insoportable y despiertan de su falso sueño para intervenir en la realidad que los afecta; y mostraron su admirable capacidad de organización y resistencia, y su valentía para enfrentar a un enemigo prepotente y brutal. Pero quizás lo más importante que logró el campesinado fue hacerse ver y escuchar de un gobierno miope y sordo.
Pero lo que mejor enseñó a todo el mundo fue el carácter mercenario de los grandes medios de la prensa escrita y audiovisual, que quedaron desenmascarados por sus  acciones inicuas en contra del justo alzamiento del pueblo colombiano. Quedó en evidencia que son perros guardianes del poder violento, payasos pregoneros de las mentiras sagradas del Estado, acólitos en el altar donde se fragua la farsa de la democracia que en verdad es una dictadura encubierta, cómplices de los enemigos de la paz y la justicia social que todos necesitamos para vivir. Quedó claro que esa prensa pornográfica y vendida a los intereses perversos del capital, la dominación de la derecha y el imperio del mal, es enemiga pública del pueblo colombiano al que desinforma, explota y manipula cada día.
De su rentable oficio de hienas y recicladores del desastre pasaron al de fieras depredadoras al ataque. Fue escandalosa la forma tan descarada de ocultar o mezquinar la verdad acerca de la gran cantidad de civiles heridos, mutilados y muertos, de tergiversar las razones y los hechos, de editar y desfigurar la realidad, de desviar la mirada o hacerse los de la vista gorda, de alterar a su amaño los mensajes y de perseguir, señalar y calumniar de manera infame a los manifestantes y sus líderes.

Todos las evidencias y los testimonios de la fiesta de la violencia que desató el escuadrón de matones oficiales, con sus asaltos a mano armada, invasiones de domicilio bombardeos contra las personas, agresiones a la prensa libre y violaciones de todos los derechos que produjeron tantos heridos y una decena de muertos, fueron grabados y fotografiados sólo por particulares y por reporteros de la prensa independiente. La prensa al servicio del enemigo no vio ningún atropello, ningún crimen contra el pueblo porque sufre de estrabismo, ceguera y autocensura. El país y el mundo no necesitan esa prensa tuerta, servil y peligrosa que actúa como una damisela prepago al servicio de los dueños del poder; prostibularia, mercenaria y falsificadora de la  verdad y la memoria histórica. Sígame en www.guillermovelasquez.com /  www.facebook.com/guillevel54

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