martes, 17 de diciembre de 2013

La marcha invencible


hay un campesino que fue agredido,
Hay un charco de sangre en una plaza.
Vinicius de Morâes

Fumigados, bombardeados, fusilados y desterrados, los campesinos rescataron y se echaron al hombro los cadáveres de sus líderes y compañeros, y al unísono, con una voz colectiva que agrietó la bóveda sombría del cielo, gritaron:

—i Adelante, compañeros!

Y avanzaron de frente contra las empalizadas de fusiles fratricidas, enfrentaron a pedradas los tanques de guerra, rompieron con sus dientes las alambradas, pasaron por encima de los sapos venenosos y prosiguieron, ensangrentados y sedientos, su multitudinaria e invencible marcha en defensa de la vida, la dignidad, la tierra y el derecho al trabajo.

El General se cagó en los calzones de espanto, reculó aterrado como una bestia que se topa con una milagrosa epifanía, y a sus gatilleros les ordenó retroceder, al presenciar, en vivo y en directo, el avance incontenible de los muertos.

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