Así, muchas
han desaparecido sin dejar rastro, como si se las hubiese tragado el cielo.
La última
vez que las vieron con su diseño de niñas intacto, estaban jugando entre las
ramas.
Se
recomienda a los padres de familia no descuidar a sus hijitas ni en sueños, no
dejarlas solas y por nada del mundo permitirles que se trepen a ese árbol del paraíso que en vez de hojas tiene plumas, porque se sospecha que, ya en las
alturas, se convierten en pajaritas y alzan vuelo.
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